31 enero 2022
Updated 25 enero 2023
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Las técnicas y aplicaciones de reconocimiento facial forman, ahora más que nunca, parte de nuestro día a día. Este método para identificar personas supone una revolución completa en nuestras economías y sociedades.
Esta tecnología se está utilizando para casos de uso muy diversos. Si bien podríamos pensar que la biometría facial es usada única y exclusivamente para conceder acceso a los móviles y otros dispositivos informáticos, el reconocimiento facial tiene variedad de aplicaciones.
No todo el mundo sabe realmente qué es y cómo funciona el reconocimiento facial, cómo intervienen los diferentes sistemas que interactúan entre sí para componer un registro completo digitalizado de nuestro rostro y la forma que tienen los proveedores de esta tecnología de almacenar esta información tan sensible.
Aunque no caigamos en ello, los sistemas de reconocimiento facial se encuentran en más lugares de los que pensamos.
El reconocimiento facial, por definición, es la capacidad de entender y recordar un rostro, generalmente humano. La tecnología que hace esto posible son los sistemas de reconocimiento facial, que generalmente utilizan herramientas basadas en inteligencia artificial y algoritmos de aprendizaje automático.
De este modo, podemos decir que a día de hoy entendemos que el reconocimiento facial es la tecnología que más ha crecido en los últimos años y la más utilizada para verificar la identidad de usuarios, clientes o empleados. A través de sistemas de imagen, vídeo y elementos audiovisuales, se captura el rostro de una persona para generar un patrón biométrico único asociado a la identidad legal de una persona.
Dentro de las llamadas técnicas biométricas de verificación de identidad, podremos encontrar al reconocimiento facial, ya que mide a un organismo vivo y lo parametriza para reconocerlo cuando este está presente. En muchas otras ocasiones, podemos situar al reconocimiento facial dentro de la categoría de técnica de seguridad biométrica, perfilándose como la primera de ellas por orden de relevancia.
El reconocimiento facial se utiliza para objetivos distintos. Cada vez más, esta forma de verificar la identidad es la utilizada por muchas empresas e instituciones de cara a procesos tradicionales en multitud de casos de uso.
Esta tecnología se aplica tanto a nuevas y emergentes áreas así como otras ya existentes que se simplifican y agilizan gracias a su integración. De entre todas las aplicaciones posibles para el reconocimiento facial, podemos destacar las siguientes:
El reconocimiento facial destaca por su carácter poco intrusivo y la forma sencilla y barata de implementarlo en cualquier caso de uso. Las posibilidades son ilimitadas y cualquier industria puede sacar partido a esta solución para agilizar procesos, abaratar costes y dar una experiencia fluida y diferencial a sus usuarios.
En el caso de la banca, los servicios financieros, el sector asegurador y relacionados, hay incluso normativas legales concretas que regulan el uso del reconocimiento facial para cumplir con las políticas AML a las que están sujetas por su actividad.
Gracias al marco normativo actual y a la correcta implementación de estos sistemas, las compañías de cualquier industria, incluídas las mencionadas, pueden realizar reconocimiento facial online y expandirse a otros mercados para operar en ellos y obtener nuevos clientes de una forma sencilla y sin inversión adicional.
Esta tecnología ha permitido transformar la economía actual y convertir modelos de negocio sostenibles en escalables y altamente productivos tan sólo con pequeñas modificaciones de algunos procesos.
Para entender cómo funciona el reconocimiento facial debemos conocer todas las fases que tienen lugar durante el proceso de reconocimiento. Aunque todo el proceso ocurra en milésimas de segundos, hay 10 procedimientos que son llevados a cabo en tiempo récord gracias al avance de la tecnología.
A grandes rasgos, y de una forma simplificada, las fases del proceso de reconocimiento facial discurren, generalmente, de la siguiente forma:
La efectividad del reconocimiento facial está, en la mayoría de sistemas potentes, probada y certificada. Como todo avance en la ciencia e ingeniería, responde ante tasas de éxito y error y, afortunadamente, hay soluciones de reconocimiento facial sólidas y contrastadas.
Hay que destacar que, de entre todos los métodos de identificación biométrica (huella dactilar, reconocimiento de voz, de iris…) la biometría facial se perfila como el sistema más robusto y, por consiguiente, más extendido en la actualidad.
En la actualidad, podemos afirmar sin lugar a dudas que el reconocimiento facial es una tecnología madura, avanzada y a prueba de errores. Y es que, ya en 2006, en el Face Recognition Grand Challenge (FRGC), la evaluación de los últimos algoritmos de reconocimiento facial tenían 10 veces más robustez y precisión que los usados en 2002 y 100 veces los del año 95.
Recientemente, se ha hablado sobre las complicaciones que pueden surgir para los sistemas de reconocimiento facial tras el surgimiento de los deepfakes. Hoy en día, el reconocimiento facial basado en IA y machine learning es capaz de superar la capacidad de los seres humanos, teniendo en cuenta aspectos que pasan desapercibidos para nuestros ojos.
Como hemos visto, el reconocimiento facial tiene como principal objetivo corroborar la identidad de una persona que se dispone a realizar una acción. Primeramente, si la persona no estaba registrada en el sistema, se realizaba un primer reconocimiento facial para registrar y almacenar sus datos biométricos faciales.
Tras la verificación y la creación de una cuenta y credenciales, podemos asegurar que el usuario que se registró como cliente y contrató un producto o servicio es quien decía ser.
Esto, que cada vez más se está implementando en todas las industrias, aunque con especial atención en aquellas con alto nivel de riesgo como la banca, los seguros, las inversiones y similares, es necesario para cumplir con los requerimientos técnicos y normativos establecidos.
Según varios estudios, ya en 2016 y sólo en Estados Unidos, los robos asociados a fraudes de identidad superaron un valor de 16 billones de dólares y afectaron a más de 15 millones de usuarios. Al otro lado del charco, poniendo como ejemplo al Reino Unido, su organización de prevención del fraude cifró en más de 170.00 el número de casos de suplantación de identidad.
En este sentido, y dada la situación actual, el fraude de identidad representa uno de los riesgos más importantes que enfrentan tanto empresas como usuarios. Ya no sólo en el onboarding digital, si no en pasos posteriores.
Por poner un ejemplo ilustrativo, es más común de lo que pareciera el robo de claves bancarias online para hacer pagos por internet, transferencias bancarias a otras cuentas o espiar información monetaria. Todo ello, porque no se cuenta con sistemas de autenticación reforzada seguros y robustos.
La seguridad en el customer journey debe darse en todas y cada una de sus fases, estableciendo controles anti-fraude e incorporando sistemas integrales que formen parte de un todo y se adapten a todos los canales de la empresa. Tener que establecer equilibrio entre seguridad y experiencia significaría renunciar a partes fundamentales de ambas.
Por lo tanto, contar con soluciones holísticas y potentes de reconocimiento facial online que se integren en todas las fases es crucial para asegurar una experiencia ágil, cohesionada y segura. Los sistemas de autenticación de múltiples factores pueden prescindir de las contraseñas, combinando, por ejemplo, biometría facial con códigos OTP por SMS.