23 mayo 2022
Updated 29 junio 2022
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La revolución WealthTech dio comienzo hace algo más de media década con una nueva forma de entender la gestión del patrimonio y los servicios financieros de inversión de capital.
Este concepto, originalmente considerado parte de su hermano mayor, el FinTech, aglutina una serie de actores que confluyen en torno a un mismo tipo de producto y servicio financiero. La gestión de activos y ahorros, así como la diversificación de los métodos de inversión de la riqueza generada, se ha transformado gracias a la implementación de tecnologías que agilizan su uso y les permiten crear nuevas formas de operar.
Hay un término que nos viene a la mente cuando hablamos de cualquiera de las X-Tech: democratización. La tecnología ha hecho extensible la auto-gestión tanto para particulares como para profesionales menos cualificados de ciertas parcelas antes reservadas única y exclusivamente a las compañías más grandes y pudientes.
El WealthTech es la confluencia de la tecnología (Tech) con el área de las finanzas que trata la gestión del patrimonio, la riqueza y la inversión (Wealth). Este concepto se utiliza para referirnos a los negocios, usuarios, iniciativas y plataformas de este sector y los métodos, aplicaciones y herramientas que hacen posible su actividad. Así, obtenemos un entramado de interrelaciones entre actores cruciales que componen el denominado ecosistema WealthTech.
La digitalización de los negocios dedicados a los servicios de inversión se produjo hace ya casi dos décadas, sin embargo, no fue hasta hace unos 5 años que el término WealthTech empezó a ser utilizado. La tecnología al servicio de las finanzas y los bancos llegó hace mucho tiempo, pero la filosofía de gestión online autónoma por parte de usuarios y profesionales sin experiencia técnica es mucho más reciente.
Hay que distinguir muy bien entre empresas financieras tradicionales que digitalizaron determinados procedimientos y aquellos negocios innovadores y disruptivos que no podrían siquiera haber llegado a nacer de no ser por la creación ad-hoc de plataformas digitales y herramientas tecnológicas hechas especialmente para su actividad. De esta forma, se pudieron crear nuevas categorías de producto y servicio en el sector que antes eran inimaginables.
El WealthTech destaca por su gestión sin intermediarios y por el acceso online y en remoto de los usuarios a sus plataformas de inversión financiera. Así mismo, los negocios de este área hacen uso del big data, las metodologías propias y dinámicas de las redes sociales (Trading Social), la automatización robótica de procesos (RPA y softbots), la inteligencia artificial, el reconocimiento facial o el machine learning.
Estas plataformas y su potencia tecnológica son utilizadas tanto por profesionales de las inversiones y la gestión de la riqueza como por el usuario medio.
El ecosistema WealhTech es el conjunto de players del sector que con interrelaciones de muchos tipos funcionan como un mecanismo coordinado para dar forma a una industria pujante y de la que ya se obtienen cifras apabullantes respecto a lo que se pudiera pensar tan sólo unos pocos años atrás. Ya en el muy atrás 2018 las inversiones en empresas WealthTech superaban la cifra de 3.5K millones de dólares.
Dicho esto, ¿cómo se ha conseguido? Con un panorama complejo pero completo que evoluciona constantemente y que cada año se supera mejorando su propuesta y liderando la innovación. A continuación detallamos, grosso modo, los diferentes tipos de WealthTech existentes:
Hemos visto cómo, cuando pensábamos que el WealthTech no tenía más que innovar, este ha sido capaz de reinventarse para o bien utilizar la tecnología para diversificar su oferta o reinventar su modelo de negocio con propuestas disruptivas basadas en una nueva forma de entender las finanzas personales.
Tanto el WealthTech como el FinTech comparten marco regulatorio y objetivos. Muchos renegaron a la hora de considerar al primero como un ente diferenciado del segundo y el tiempo ha demostrado que erraban. Las diferencias entre ambos están claras y es que, sobre todo en propuesta comercial y publicitaria, así como en modelo de negocio, el WealthTech se diferencia claramente de su hermano mayor, aunque trabajando junto a él.
La convergencia ha llegado, pero con clara diferenciación. Que una tarjeta monedero ofrezca, adicionalmente, servicios de inversión no significa que sea la misma compañía. Vemos cómo muchísimas FinTech cuentan con partners WealthTech para ofrecer de forma conjunta este tipo de servicios de inversión, por lo que se llevan una comisión al actuar como socio comercial.
Esto similar ocurre con las PropTech, que recurren a terceros WealthTech para ofrecer a sus clientes financiación alternativa para sus préstamos hipotecarios o seguros del hogar (InsurTech).
Las empresas pertenecientes a ambas áreas deben cumplir con los requisitos KYC (Know Your Client) y ajustarse a las normas AML (Anti-Money Laundering) como AML6 (Sexta Directiva Europea de Blanqueo de Capitales). El marco regulatorio que les afecta es básicamente el mismo. Incluso los exchangers de criptodivisas más alejados de la norma (DeX y otros) están siendo ya tenidos en cuenta por los reguladores en muchos mercados.
En cuanto al onboarding de sus clientes, la apertura de cuenta bancaria, que cuenta con sus procesos propios, sigue las mismas reglas que el sign up en cualquier plataforma de trading. Identificar a los clientes bajo los estándares eIDAS (electronic IDentification, Authentication and trust Services) y realizar los procesos de firma electrónica y contratación bajo unos estándares comunes ha ayudado a las empresas WealthTech que proveen de soluciones tecnológicas como Tecalis a estandarizar métodos para optimizar este tipo de procesos.
Como veníamos avanzando, la convergencia tecnológica y de negocios está marcando la actualidad del WealthTech. Los partnerships entre compañías como tarjetas monedero o neobancos con empresas del sector están impulsando a este segundo hacia el crecimiento y un mayor reconocimiento entre los usuarios más desconocedores de sus ventajas.
La publicidad está comenzando a tener un hueco entre los grandes anunciantes. En el 2022 hemos podido ver por primera vez en televisión anuncios de plataformas de trading e incluso de financiación participativa, algo absolutamente inconcebible hace tan sólo unos años.
En cuanto a tecnología, podemos ver cómo las plataformas digitales holísticas están aglutinando en un mismo producto todas las herramientas y sistemas necesarios para diferentes casos de uso de la industria. Igualmente, la integración sencilla en las empresas ha destacado este año, a diferencia de los anticuados desarrollos dilatados en el tiempo para poner en marcha una WealthTech.
Las criptodivisas han aterrizado de lleno en las plataformas de trading, y se espera que para 2023 el WealthTech abrace estos activos de forma definitiva, formando parte de las carteras junto a los tradicionales forex.